60

Desciendes varios pisos hasta llegar a una estancia cavernosa y húmeda. Un par de hileras de velas encendidas, iluminan un camino que sigues hasta desembocar en una sala inmensa de cuyo techo cuelgan gruesas estalactitas.

Los tambores suenan con fuerza. Allí están todos los alumnos de la facultad, cubiertos con unas túnicas marrones, alineados frente a un ser horripilante, producto de las fantasías de un degenerado. Es una especie de Minotauro, pero con cola de serpiente y alas de murciélago.
Uno de los alumnos delata tu presencia y en un instante, un par de hombres te separan de la salida.

- Traédmelo - ruge la bestia con un ligero acento argentino.

Los brazos de los monjes se cierran como tenazas en tus brazos, arrastrándote en presencia de esa cosa. Un altar sangriento, corona la elevación desde donde el monstruo parece dirigir a los jóvenes. Su olor podría describirse como desagradable, si las papilas olfativas no huyeran despavoridas de él.

- ¿Eres virgen?

La pregunta te descoloca.

- Esa es una pregunta muy personal. ¿Para qué quieres saberlo?

- Aquí sacrificamos vírgenes.

- Has elegido el mejor sitio.

- Si. Pensé en establecerme en Derecho, pero allí son todas unas guar... en fin, que te voy a contar.

Asientes dándole la razón.

- ¿Y qué haces con ellos?

- ¿Con los vírgenes? Me los como.

- ¿Por qué?

- No se, están buenos.

- Si estuvieran buenos no serian vírgenes, ¿no crees? - razonas.

- Hombre, alguno hay con problemas de adaptación...

- ¿Has probado a comerte a alguien no virgen?

El monstruo duda.

- Ahora que lo dices... no.

- ¿Alguna vez te has fumado un porro?

- Bueno, como todo el mundo ¿no? Esto es la universidad... Un momento, ¿qué estás haciendo? ¿Estás ganando tiempo?

- ¿Yo? No, eres tú el que está haciendo tiempo.

- ¿Para qué? - exclama sorprendido.

No puedes permitirte seguir con esa estúpida conversación. Con sendos cabezazos noqueas a tus captores y huyes por uno de los múltiples agujeros que se extienden en la roca. El camino va a desembocar a una especie de mazmorra, con diversas celdas alineadas. Todas están vacías excepto una, en la que un tipo vestido con los mismos hábitos de los chalados adoradores del monstruo, descansa sobre un banco de madera.

- Tienes que ayudarme - le imploras mientras te aferras a los barrotes.

El chico levanta la vista. No debe tener más de veinticuatro o veinticinco años.

- ¿No vienes por lo del sacrificio? Gracias a dios - suspira aliviado.

- ¿Tú eres el virgen al que iban a sacrificar?

No responde, pero desvía la mirada hacia el suelo. Decides no hurgar en la herida, ya escuchas el ruido sordo de centenares de pisadas dirigiéndose hacia allí.

- Tienes que ayudarme a acabar con ese bicho. ¿Qué sabes de él?

- Ese bicho, como le llamas, es el gran Arkroak, tirano de la novena dimensión. Lleva en la tierra durante eones, pero un grupo de estudiantes lo despertaron hace un par de meses. Desde entonces sacrifica a uno de los nuestros cada semana.

- ¿Y por qué le siguen todos? ¿Por qué no huís?

- Sabe programar en Perl. Eso por aquí es prueba de divinidad. Los tiene deslumbrados.

Toda esa cháchara no sirve de nada. El prisionero se devana los sesos en busca de alguna información útil, mientras contemplas con aprehensión la entrada, esperando ver aparecer en cualquier momento, el furibundo rostro de un virgen fanático.

- Ya lo tengo - exclama finalmente - Hay una antigua frase sobre su destrucción: Unos dicen que morirá por el fuego, otros que por el hielo.



. Si eliges fuego, ve al post 98

. Si eliges hielo, ve al post 99