- Eso era todo - finaliza Klaus - Y ahora relájate y deja que Morfeo te cubra con su manto de estrellas.
- ¿Cómo?
- ¡¡Que te duermas hombre!!
Sientes como la modorra se instala en tu consciencia y se repantinga en tus sentidos. Tus ojos se van cerrando poco a poco, perdiendo de vista la maquinaria que rodea la cuna y los hombres que la manejan. La oscuridad cae como el telón de la opera, tras cantar la gorda.
No sabes cuanto tiempo ha pasado cuando los vuelves a abrir. Lo que es seguro, es que ya no estas en unas instalaciones subterráneas, sino en medio de una desértica llanura rodeado de matojos y cactus punzantes. No todo es malo, a tu lado se alza una mujer escultural, de pelo castaño, senos prominentes bajo el poncho que recubre su figura y mirada glacial, como el trasero de un pinguino.
No te dirige la palabra, ni siquiera te mira, parece atravesarte y mirar a lo que tienes a la espalda: el camino hacia un rancho semiderruido. Hacia allí se dirige a paso vivo. Intentas detenerla, hacerle entender que ella está allí por tí.
- Aparta gusano - es lo único que te dice cuando te empuja hacia un lado.
La sigues como puedes, pues aunque la chica anda, lo hace a tal velocidad que te impide alcanzarla, y menos con las pesadas botas que llevas. Te echas un vistazo, pareces sacado del remake español de "Los siete magníficos" Las mencionadas botas de piel, intentan anular el efecto del tío de lentejuelas rojas que cubre tu torso. La maquina ha debido cambiar tu vestuario con el de la chica.
Cuando llegas al rancho, no hay ni rastro de ella. Antes de que te aventures a entrar, un jinete se acerca.
- ¿Eres un cuatrero? - preguntas por instinto.
- Prefiero el termino libertador de vacas. - reflexiona mientras desciende del caballo.- Me llamo Garrison.
Te tiende una mano llena de mugre y callos. Dársela, es como acariciar la cara de un adolescente aficionado a la bollería industrial.
Entra en la casa. Desde el porche, escuchas el jaleo que monta en el interior y un grito de sorpresa. Sale rápidamente con un par de botes y algo de comida, que introduce en las alforjas de su jumento. Vuelve a montar y te invita a que lo acompañes.
- No te recomiendo que entres, ahí dentro hay alguien que parece una mujer, huele como una mujer, habla como una mujer, pero por dios, creeme, ¡No es una mujer!
Te llevas la mano a la entrepierna. Maldices a Klaus con tanta fuerza, que un coyote que pensaba emboscaros en un recodo cercano, huye gimiendo con el rabo entre las piernas.
Cabalgando hacia el horizonte, te habla de una infancia truncada por un padre borracho y una madre muerta a manos de los apaches.
Es una historia que escuchó en el saloon el día anterior. En cuanto a él, es la quinta generación de una familia de luchadores por la libertad de las vacas. Lo cual no está bien visto por las autoridades fascistas, según te hace ver.
Se levanta la camisa y te muestra decenas de marcas, recuerdos de incursiones audaces a ranchos como al que os dirigís.
Al principio te sientes incomodo ante la perspectiva de recibir un balazo, pero Garrison te tranquiliza, tú sólo te encargaras de dirigir el hato de reses libres.
Vuestro objetivo es la finca del mayor terrateniente del condado. Sus tierras se extienden hasta donde alcanza la vista, que es mucho. A pocas decenas de metros pastan un grupo de más de doscientas vacas, controladas por cuatro vaqueros, que fuman un cigarrillo al amparo de una roca que les sirve de protección contra el devastador sol.
Garrison cae sobre ellos como el mismísimo demonio y con certeros disparos, acaba con sus fugaces vidas.
De esa forma, podéis dirigir facilmente el ganado, hacia el escondite habitual del cuatrero.
Cae la noche. Para celebrar el negocio, Garrison cocina bajo un manto de estrellas, los cuartos traseros de una vaca rebelde que se negaba a ser liberada.Ve tu cara de disgusto, al poner la carne al fuego. Piensa que igual no te gusta.
- Tengo por aquí algo de pescado - te ofrece amablemente.
. Si elijes carne, ve al post 54
. Si elijes pescado, ve al post 78