- Oh - suspira la doctora.
- ¿Qué? - preguntas aprensivo - ¿He hecho algo mal?
- No, no - responde rápidamente.
Se guarda los bolígrafos con un significativo gesto de decepción. Por ello la sorpresa es mayor cuando te informa de que el puesto es tuyo. Debes dirigirte al almacén de la empresa, en la planta subterránea.
- Nada más salir del ascensor, encontrarás tus nuevas herramientas. Cuando las veas, ya sabrás que hacer.
Y efectivamente, al ver una espeluchada escoba te percatas de que tu misión es barrer el almacén repleto de cajas al que te ha llevado el ascensor.
Mientras barres los largos pasillos, vas leyendo los letreros que informan sobre el contenido de las cajas. Son cantidades de dinero desde un euro a 300 mil, en algunas hay objetos absurdos como un chupete o la peluca de Axl Rose. Al menos eso pone en la caja.
La soledad de la estancia junto a lo mecánico del trabajo, hace que el sueño acampe ante las murallas de tu conciencia, esperando tomarla al asalto y coronar la victoria con una saludable fiesta sobre una caja con los dientes del risitas.
Con lo que no contaba el sueño, es que una de las cajas se moviera violentamente, poniéndote en guardia y aplastandalo con el poderoso puño de la adrenalina.
Te acercas con cautela, como si la caja, temiendo que la caja detecte algún movimiento brusco por tu parte y se lancé sobre ti dispuesto a devorarte. Si, es una caja, pero una vez escuchaste hablar de un baúl con patas que se comía a la gente, y no quieres arriesgarte.
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