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Analizas el mapa durante varios minutos. Es imposible defender el pedazo de terreno donde se extienden tus tropas. Asi se lo haces saber a tu asistente de campo.

- Solo tenemos una posibilidad de vencer. Ella espera encontrar a nuestro ejercito desprevenido, holgazaneando junto a las hogueras mientra discuten sobre el origen del pollo frito. Pero... ¿Y si le atacamos a ella primero en su fortaleza?

- ¡¡Es una idea brillante!!, señor - afirma entusiasmado Heráclito - No se imagina un ataque en su propio hogar, la pillaremos a contrapie, con las bragas bajadas...

-Alto, no te emociones tanto. Antes debemos recorrer muchos kilometros en la oscuridad. Sera una empresa dificil.

- Eso dejelo en mi mano.

Camináis durante horas en la negra oscuridad. La luna y las estrellas parecen esconderse de la columna de muerte y linimento que guias a traves del bosque, hacia un destino cuajado de gloria o desesperación.

El sol asoma por entre las montañas con timidez. Desde una colina alejada, observas como los primeros rayos bañan los gelidos muros del castillo de Tiagorda.

A tus pies, en formacion de combate, se extienden miles de soldados. Las mentes mas prodigiosas de la historia. Alguno incluso tenia un trabajo. Están tensos, con la mirada fija en la entrada de la fortaleza, cerrada por un pesado puente levadizo.

No puedes imaginar que debe sentir Tiagorda, al observar desde la ventana de su habitacion a tus legiones de filosofos extendidas en el valle frente al castillo. El espectaculo debe ser sobrecogedor.

Sin aviso, el puente levadizo cae con gran estruendo. El nerviosismo recorre tus filas. Son los soldados de Tiagorda los que salen al exterior. Desde tu privilegiada posicion, no logras distinguirlos.

- ¿Contra quien nos enfrentamos Heraclito?

- Oh, es una amalgama heterogenea de gentes despreciables sacadas de tu subconsciente: Los del uniforme rojo, son dos batallones de visitantes. Dicen que son canibales y que les gustan las ratas. Detras de ellos avanzan los matones que atormentaron tu vida escolar: el charlie, el paperas, el Isra...

- Los conozco muy bien si -murmuras entre dientes presa de la rabia.

- Tambien hay varios soldados imperiales, tres caballeros sith, un puñado de Sardaukkars, Critters, Billy el niño, Vegeta cuando era malo, varios actores españoles, Ron Paul, un helado Dracula, la alineacion del Real Madrid del 2008... entre otros. Y todos ellos están comandados por la General Remedios, que hizo de las clases de educacion fisica en el instituto, un infierno. Lo peor de lo peor.

Ordenas a tu ejercito que forme en media luna. Ha llegado el momento de demostrar que aquel documental sobre Anibal te sirvio de algo.

El enemigo se lanza con fiereza a por tus flancos. Es lo que esperabas. Mientras los filosofos de las alas resisten la agresion con coraje el centro de la media luna, virgen en el combate aun, avanza con rapidez y envuelve en una brillante maniobra, a los atacantes.

Heraclito grita de jubilo, el ejercito de TiaGorda ha caido en tu trampa como el New Team con el San Francis. La batalla está casi ganada. O no...

Un murmullo recorre las filas, que poco despues comienzan a desmoronarse de forma inexplicable, pues el empuje del enemigo ha cesado, y este se dedica a defenderse de la mejor manera posible.

- Efebos a las 11 en punto - grita tu asistente de campo con una mezcla de excitación y "excitación".

Esta visto que la reina conocia bien el punto flaco de tu ejercito. Tus fuerzas comienzan a dispersarse. Heraclito señala a un soldado que, tras desembarazarse de su pilum y su escudo, se lanza hacia los jovenes musculados.

- Mire, Kierkeggard corre tambien hacia los efebos - exclama sin dejar de moverse a un lado y otro, nervioso.

-Ajajá, ¡siempre lo sospeche!

- Señor, debemos hacer algo, o ¡¡estamos perdidos!!




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. Si introduces comando mientras el caos impera, ve al post 13