70

Logras despistar a la policía, lo cual es un milagro teniendo en cuenta que vas haciendo eses por la calzada. Una vez salís de los límites de la ciudad, detienes el coche en un descampado oculto de miradas ajenas por una hilera de montículos.

Los ladrones se bajan del vehículo y cada uno tira por su lado tras repartirse el botín. A ti te han tocado casi 20.000 euros y las gracias. Aún te tiemblan las manos cuando arrancas el coche y pones camino a un pequeño pueblecito cerca de las montañas.

No te quedas mucho tiempo, lo justo para recuperar la calma y pensar cual será tu próximo paso.
Te has convertido en un fugitivo, condenado a vagar de motel en motel, bebiendo alcohol barato y contratando los servicios de prostitutas aún más baratas. La amistad apesta.