Eres alérgico a morir así que pasas de perseguir mujeres en un sitio desconocido.
- ¿Hay por aquí algún prostíbulo? - preguntas como quien no quiere la cosa al enano.
Este se sienta sobre el tocón, acariciándose su barbilla con gesto pensativo.
- Está la ciudad del Sino - sugiere. - No es un sitio muy limpio, ni barato, pero es el único que hay por los alrededores.
- Me vale.
- A un par de kilómetros de aquí, en dirección sur, se encuentran los arrabales de la ciudad. Un lugar para nada recomendable que tendrás que atravesar para llegar al centro, algo más civilizado que la periferia.
Te despides de Hongsy y comienzas a andar. Está anocheciendo cuando ves cómo las casas se van haciendo cada vez más numerosas a lo largo del camino, hasta llegar a formar oscuras calles poco iluminadas, perfectas para esconder los pecados que guardan los pocos transeúntes que vagan por el pavimento gastado de la avenida. A lo lejos, el fulgor de los neones de los locales del centro, te atrae como una mosca es atraída por un sensual cebo.
- ¿Hay por aquí algún prostíbulo? - preguntas como quien no quiere la cosa al enano.
Este se sienta sobre el tocón, acariciándose su barbilla con gesto pensativo.
- Está la ciudad del Sino - sugiere. - No es un sitio muy limpio, ni barato, pero es el único que hay por los alrededores.
- Me vale.
- A un par de kilómetros de aquí, en dirección sur, se encuentran los arrabales de la ciudad. Un lugar para nada recomendable que tendrás que atravesar para llegar al centro, algo más civilizado que la periferia.
Te despides de Hongsy y comienzas a andar. Está anocheciendo cuando ves cómo las casas se van haciendo cada vez más numerosas a lo largo del camino, hasta llegar a formar oscuras calles poco iluminadas, perfectas para esconder los pecados que guardan los pocos transeúntes que vagan por el pavimento gastado de la avenida. A lo lejos, el fulgor de los neones de los locales del centro, te atrae como una mosca es atraída por un sensual cebo.
Absorto como estás, no te das cuenta que un tipo se abalanza sobre ti rápidamente apuntándote con un revolver.
- ¿Has visto alguna vez a Juan Manual de Prada bailando desnudo a la luz de la luna? - pregunta divertido.
- Por dios, ¡no! - respondes asqueado.
El tipo parece un payaso, solo que menos siniestro. Su pétrea sonrisa y sus pequeños ojos enloquecidos por vete a saber que droga, te confirman que estás ante un maniaco.
- ¡Venga la pasta o te hago otro agujero en el estómago!
El tiempo parece detenerse. Hace mucho que esperas ese momento. Durante interminables sesiones ante el espejo de tu cuarto, antes de cenar. La pistola refulge amenazadora y tu estómago empieza a descomponerse...
. Si te comportas como un héroe y tratas de detener al atracador, ve al post 36
. Si te dejas atracar, ve al post 58
