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No ha sido tu día más brillante precisamente, pero al menos, ya toca a su fin, como anuncian las estrellas que decoran el firmamento con su reconfortante brillo. Siempre te atrajo mirar hacia el cielo, soñando con retos extraordinarios, viajes interestelares y marcianas como las de la película "Marta Attacks"

Vas nombrando mentalmente todas las constelaciones: el oso, el dragón, Casiopea.... Una de las estrellas te llama poderosamente la atención. Está aumentando su brillo de forma exponencial y no sólo eso, en un momento dado, parece moverse.

Te detienes en mitad de la desolada calle, contemplando las evoluciones de la extraña luz.
A medida que parece acercarse más, se van despejando tus sospechas. No es una estrella, ni un meteorito, ni siquiera un astronauta ruso borracho, es un OVNI.

Con gran majestuosidad y absoluto silencio, va descendiendo sobre la ciudad, hasta permanecer estacionado a apenas veinte metros del suelo. Es un cilindro enorme de más de cincuenta metros de envergadura.

Tienes que avisar a alguien. A un par de calles, se encuentra el cuartelillo de la Guardia Civil. Intentas convencer a los policías de guardia, de lo que está aconteciendo, pero te toman por loco y se chotean de ti inmisericordemente.

Tras mucho molestar y puesto que estás interrumpiendo su sagrado deber de proteger a la gente y una partida al Pro, uno de ellos decide acompañarte a la calle. Tiene intención de entrar corriendo y a continuación cerrar la puerta para que no entres, pero al ver la nave flotando sobre su cabeza, se queda con la boca abierta. Se gira hacia su compañero en la puerta y pregunta:

- Oye Marcial, lo que tú le has echado al café era azúcar ¿verdad?

Marcial sale y contempla atónito el sobrenatural espectáculo. A continuación se adentra en el cuartelillo, del que sale con sendos tricornios y las armas reglamentarias.

El cilindro comienza a descender de nuevo, hasta posarse en un descampado cercano.

Acompañas a los guardias al lugar del aterrizaje. Al posarse, la nave ha dejado un surco negro en la tierra. Una puerta se abre en un lateral, liberando una gran columna de humo, de la cual ves descender a unos pequeños humanoides, del tamaño de un niño pero con una cabeza desproporcionadamente grande.

- A ver, ¡los papeles! - vocifera Marcial.

Los extraterrestres se miran desconcertados y se encogen de hombros, en un claro gesto de que no entienden nada.

Uno de los guardias te obliga a marcharte. Dejas a los guardias haciéndoles el control de alcoholemia a los visitantes, que intentan tocarse una nariz de la que carecen.

Te sabe mal perderte un momento histórico para la humanidad, pero tienes siete multas sin pagar, y no quieres que te empapelen cuando terminen con los ET´s.