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Mientras en la radio un locutor despierta a traición a un conocido actor, recibiendo por ello diversos insultos, saltas de la cama con energía. Estás completamente desnudo. Debiste haber pillado una buena anoche.

En el botiquín del baño encuentras algunas aspirinas, que tragas por instinto, pues la cabeza no te duele, no estás desorientado, ni te apetece un helado con gominolas: síntomas típicos de resaca.

Frente al espejo, te lavas los dientes con fruición, aunque tu mente está muy lejos, recorriendo los verdes parajes de Irlanda que descubriste en tu viaje de Erasmus. entre polvo y polvo... Cómo pasa el tiempo...

Cuando subes la persiana, se te aparecen dos soles que brillan con una iridiscencia tal que no puedes apartar la vista de ellos. Son los globos de tu nueva vecina: una veinteañera rubia, imponente, superior a todas las modelos del Venca que guardas bajo el colchón.

Parece que se esta poniendo crema en los senos delante de la ventana abierta de su dormitorio. Si es crema reafirmante, necesitará un tonel para mantener semejante voluptuosidad alejada de las garras de la malvada gravedad.

Sus manos vuelan sobre la blanca piel, desbordando sus senos entre sus dedos, estrujando los pezones y aumentando tu presión sanguínea. Si Cupido existiera, en ese momento se le habría caído el carcaj de flechas sobre ti. Sólo hay un problema: eres demasiado tímido para lanzarte; pero está tan buena...




. Si decides emular a Casanova, ve al post 18 a intentar ligar con ella. Ten cuidado que no abra su madre, que el veneciano le daba a todas.

. Si aceptas tu destino de jugador de rol solitario, vuelve a bajar la persiana en el post 19 y no te mortifiques más.