18

Te arreglas lo mejor posible, vacías medio bote de desodorante sobre tu mejor camisa hawaiana y en menos que canta un gallo te plantas en la puerta de la vecina. Tocas el timbre. Suena una bonita melodía de Cindy Lauper que ameniza tu espera, pues nadie acude a abrir.

Es imposible que se haya ido, apenas has tardado un par de minutos y ella estaba desnuda. Ninguna mujer es capaz de vestirse tan rapido. ¿Acaso habrá mirado por la mirilla y te habrá confundido con un maniaco como aquellas otras veces?

En esas estas, cuando al fin se abre la puerta. Ni Warren buffet regalándote todo su dinero, te hubiera animado mas, que verla a ella, con su escultural cuerpo, que le hace el favor a un vestido blanco de gasa semitransparente, de pegarse a él. Su mirada se ilumina nada mas verte. ¿Un flechazo? ¿Deseo? u ¿otra cosa?

- Hola - dice sonriente. Su voz es tan dulce que agriaría un bote de miel.

- H... ho... ho... hola- consigues decir tras un pequeño esfuerzo. No es que tartamudees delante de una chica guapa, es que te gusta imitar al cerdito Porky para ligar. A ver cuando te das cuenta lo que único que consigues es quedar en ridículo.

Por suerte ella no piensa lo mismo y os enzarzáis en una charla banal con el tiempo como protagonista, que deriva en una invitación a dar un paseo.

¿Qué clase de mujer invita a un hombre a su club social con solo intercambiar dos frases? - te preguntas escamado- las que a ti te gustan estúpido- te autorrespondes con rapidez. Sin embargo aquella mirada....

Tu vecina, que por cierto se llama Marian, si el nombre bordado en su lencería es suyo (si que es transparente el vestido) espera tu respuesta sin dejar de sonreír...

- Por supuesto - respondes.

- Hoy es tu día Aurelio - piensas mientras subes a su coche. - ¿Donde vamos? ¿Al cine? ¿Un bar? ¿A la cueva del amor?

- Ya lo verás. Es algo así como un club social.

Situado a las afueras de la ciudad, en el cinturón industrial que la rodean, las paredes rosadas y las ventanas decoradas con visillos, hacen de "El falo enroscado" algo más parecido al centro de desintoxicación de Barbie que a un club social.

Tras saludar a la recepcionista, Jasmine te lleva a una especie de sala de espera.

- Tengo que arreglar unos asuntos, ahora vuelvo. - te dice antes de abandonar la estancia.

Te sientas en una silla estilo Luis XIV o del Ikea, nunca has sido un experto en muebles, y coges una de las muchas revistas que reposan sobre una mesita de cristal.

Los titulares son muy extraños: "Quince trucos para disfrutar del amor autopersonal", "Dossier: Hombres, esos cerdos", "Vuélvelo loco en 5 pasos sin que te metan en la cárcel" y los artículos aún más. A medida que pasan los minutos, la ausencia de Marian se hace más sospechosa. Un desasosiego crece en tus entrañas impulsándote a salir de allí. Será por tías buenas...

Cuando vas a cruzar la puerta, un grupo de chicas encabezadas por una morena con abundantes mechas blancas, te cortan el paso.

- ¿Dónde vas, polluelo? - te pregunta.




. Si decides hacerles frente, demuestra que eres un macho en el post 30

. Si te dejas llevar pensando que te encuentras en una sesión de sadomaso light, reconoce tus gustos desviados en el post 64