96

Este último golpe hace caer sobre la polvorienta calzada a Revolver. Está noqueado. De los destartalados edificios, surgen las fantasmales víctimas del justiciero, celebrando su derrota, pero, de pronto, Revolver se reincorpora y los fantasmas desaparecen tan rápido como llegaron.

- Has ganado - reconoce tras ponerse en pie y limpiarse el polvo de los pantalones. - Puedes irte.

Montas y te diriges al lugar donde dejaste a tu acompañante de viaje, abierta a nuevas experiencias.

Cuando llegas al rinconcito sombreado, lo único que encuentras es la huella que su frágil cuerpo ha dejado sobre el polvo del desierto junto a un montón de pisadas cuyo rastro te es imposible de seguir. Sin la chica y tras las emociones vividas, no tienes nada más que hacer allí. Entonces caes en la cuenta que no te dijeron como volver.

Gritas hasta desgañitarte llamando a Klaus, pero no obtienes respuesta. Te echas a dormir. Si durmiendo llegaste allí, durmiendo volverás, te dices mientras te tumbas bajo un manto de estrellas. Pronto caes rendido.

Cuando abres los ojos, ya no estás en el polvoriento cañón, pero tampoco en el laboratorio. Una espesa jungla te rodea. Te abres paso entre helechos de dos metros en busca de alguna señal de civilización.

Ni siquiera notas cuando las fauces de un T-Rex se cierran sobre ti. La muerte es instantánea.