- Por favor, no me dispare - suplicas al borde del llanto.- Yo sólo pasaba por aquí, además yo estoy con usted al cien por cien.
El anciano suelta la escopeta visiblemente emocionado.
- Al final alguien que no se ha vendido a Moscú. - solloza.
Te acercas a él y le das una palmadita en la espalda. Este te lo agradece con un gesto de su mano y se limpia las lágrimas.
- De todas formas, ya estoy harto de estar siempre encerrado. Echaba de menos el aire libre, la luz del sol, el trino de los pájaros...
Camina hacia la entrada y te invita a que le sigas. Sube al coche y lo pone en marcha.
- Vayamos al pueblo a pasarnoslo bien. Si hay que ser un rojo, pues se es, pero yo quiero vivir.
Te abre la puerta del acompañante. En un primer momento, subes reticente, pero luego piensas que igual consigues que te de algo de su fortuna.
La plaza del pueblo está abarrotada de gente. Aparca junto al campanario y se sube a uno de los pocos bancos que están desocupados.
- ¡¡¡Viva Stalin!!! - grita con ganas.
La gente se vuelve hacia él al unisono, horrorizados. Nadie mueve un musculo. El anciano lo nota.
- Ah, ¿entonces ganaron los anarquistas? Pues, ¡¡¡viva Bakunin!!!
La cara de los aldeanos se vuelve blanca como la cal que recubre las pequeñas casas que les rodean. El anciano percibe que nadie responde a sus loas.
- ¿No jodas que ganaron los independentistas?? ¡¡¡Visca catalunya llibre!!! - grita finalmente.
Para entonces ya nadie esta en la plaza, solo la policía secreta que lo mira con cara de pocos amigos. El viejo se dirige hacia ellos.
- ¿Como va eso camaradas proletarios? ¿Vamos a tirar cockteles molotovs por ahí?
Lo último que sabes de él, es que se lo llevan en volandas a la comisaría mientras grita su amor por la Pasionaria.
Decides alejarte de la escena lo más rápido posible, sin embargo, en la plaza estaba el agricultor con el que te topaste al comienzo, el cual te reconoce. Antes de que puedas decir: esta boca es mía, te descerraja dos tiros.
El anciano suelta la escopeta visiblemente emocionado.
- Al final alguien que no se ha vendido a Moscú. - solloza.
Te acercas a él y le das una palmadita en la espalda. Este te lo agradece con un gesto de su mano y se limpia las lágrimas.
- De todas formas, ya estoy harto de estar siempre encerrado. Echaba de menos el aire libre, la luz del sol, el trino de los pájaros...
Camina hacia la entrada y te invita a que le sigas. Sube al coche y lo pone en marcha.
- Vayamos al pueblo a pasarnoslo bien. Si hay que ser un rojo, pues se es, pero yo quiero vivir.
Te abre la puerta del acompañante. En un primer momento, subes reticente, pero luego piensas que igual consigues que te de algo de su fortuna.
La plaza del pueblo está abarrotada de gente. Aparca junto al campanario y se sube a uno de los pocos bancos que están desocupados.
- ¡¡¡Viva Stalin!!! - grita con ganas.
La gente se vuelve hacia él al unisono, horrorizados. Nadie mueve un musculo. El anciano lo nota.
- Ah, ¿entonces ganaron los anarquistas? Pues, ¡¡¡viva Bakunin!!!
La cara de los aldeanos se vuelve blanca como la cal que recubre las pequeñas casas que les rodean. El anciano percibe que nadie responde a sus loas.
- ¿No jodas que ganaron los independentistas?? ¡¡¡Visca catalunya llibre!!! - grita finalmente.
Para entonces ya nadie esta en la plaza, solo la policía secreta que lo mira con cara de pocos amigos. El viejo se dirige hacia ellos.
- ¿Como va eso camaradas proletarios? ¿Vamos a tirar cockteles molotovs por ahí?
Lo último que sabes de él, es que se lo llevan en volandas a la comisaría mientras grita su amor por la Pasionaria.
Decides alejarte de la escena lo más rápido posible, sin embargo, en la plaza estaba el agricultor con el que te topaste al comienzo, el cual te reconoce. Antes de que puedas decir: esta boca es mía, te descerraja dos tiros.