Mientras te decides a tirarte o no, el teniente aprovecha para empujarte con suavidad. El viento se introduce con furia en tus fosas nasales, causándote una sensación de ahogo que te hace virar en el aire como una peonza, mientras echas mano de tu garganta.
Consigues dominar el pánico y tiras de la anilla. No te has fijado en el altímetro. Deberías haber esperado unos cientos de metros más. Las corrientes te empujan lejos de la zona de aterrizaje, acercándote peligrosamente a una cordillera de afiladas montañas.
Intentas soplas con todas tus fuerzas en un patético intento de variar el rumbo, pero es inútil. Chocas contra la cima de la montaña Purombo. Las piedras quiebran tus huesos, convirtiéndote en un guiñapo sin vida.
Consigues dominar el pánico y tiras de la anilla. No te has fijado en el altímetro. Deberías haber esperado unos cientos de metros más. Las corrientes te empujan lejos de la zona de aterrizaje, acercándote peligrosamente a una cordillera de afiladas montañas.
Intentas soplas con todas tus fuerzas en un patético intento de variar el rumbo, pero es inútil. Chocas contra la cima de la montaña Purombo. Las piedras quiebran tus huesos, convirtiéndote en un guiñapo sin vida.