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Aproximas la mano hasta colocarla sobre tamaño monumento de la naturaleza. Qué asco, tenía una mosca en el pandero. Claro que más le valdría tener un pico de diamante, porque la chica tiene un culo de acero. Tocárselo es como acariciar la marmórea tez de Lincoln esculpida en el Monte Rushmore: una mezcla de suavidad y dureza, que te impide despegar la mano, ni siquiera cuando la chica se vuelve con el puño cargado y tus mejillas como objetivo.

- ¡Serás cerdo! - te grita mientras se aleja indignada hacia el fondo del autocar.

Lo peor es recibir las miradas reprobatorias del resto de pasajeros, hipócritas todos ellos, pues no hay ninguno que no hubiera pagado con su alma el poder haber estado en tu lugar, hasta un instante antes de ser agredido.

Llegas a tu parada. Pocos minutos de caminata después, llegas a Industrias Lassiter. Justo a tiempo. La recepcionista te pide que te sientes en una de las sillas del vestíbulo mientras avisa de tu llegada al encargado de recursos humanos.

Hojeas unos folletos publicitarios de la empresa. La primera en desarrollo de software, la última en remunerar a sus trabajadores, reza su lema.

La recepcionista te informa de que la entrevista tendrá lugar en el segundo piso, la primera puerta a la izquierda al salir del ascensor. La puerta está cerrada. Picas en la puerta y una voz grave te invita a que pases. La habitación está más recargada que el trastero de un enfermo con el síndrome de Diogenes. Ficheros, CD´s, latas de cerveza y todo tipo de material de oficina, recubren cada centímetro del reducido habitáculo. Tras un escritorio de caoba puedes ver el respaldo de una butaca vacía.

- Perdona que no me levante, ni te de la mano, ni me muestre - la voz viene de debajo del escritorio.

- No pasa nada.

- Es que tengo una enfermedad: personafobia. Bueno, tiene un nombre científico, algo así calipedosistimia. En resumen: tengo fobia a la gente.

Piensas en remarcar que puede ser un handicap para desempeñar bien su trabajo, pero quieres que te contraten, ¿no?

- Y bien, Aurelio, ¿Qué te trae por aquí?

- Venía por lo del trabajo.

- Oh sí, pero por favor, siéntate.

Tratas de buscar un sitio en el que hacerlo pero lo más que encuentras es un cubo de Rubik

- No, gracias, prefiero quedarme de pie.

- Fobia a los sillones, ¿eh? Conozco esa mierda, también la padezco: sillonfobia... bien, vienes por lo del anuncio de desarrollador software.

- Así es.

- De acuerdo, contratado.

- ¿Ya está? - preguntas sorprendido. Esperabas algún tipo de examen o prueba psicológica.

- Sí, te diré la verdad: no entiendo una mierda de ordenadores. Tengo ordenadorfobia, no puedo acercarme a ellos. Me has caído bien y llevas los zapatos limpios, así que el puesto es tuyo. Tengo tu primera tarea, aunque no es algo relacionado con el puesto precisamente...

Habías escuchado este tipo de historias: informáticos que luego tienen que hacer de todo menos los trabajos para los que fueron contratados. Si tragas una vez, tal vez tengas que estar llevando cafés a los ejecutivos durante toda tu vida...



. Si te niegas, quéjate al sindicato del post 27

. Si lo haces, traga con lo que sea en el post 22